viernes, 18 de julio de 2008

Emmanuel Horvilleur



Si bien sus 10 años como integrante de Illia Kuryaki & The Valderramas lo marcaron a fuego, Emmanuel Horvilleur ya lleva 6 años como solista y tiene tres discos editados. El más reciente es Mordisco, y lo estará presentando oficialmente el 22 de agosto en el Teatro Gran Rex..
El CD cuenta con 11 canciones llenas de funk y el electro-pop fiestero, con letras pegajosas al estilo Emmanuel, irónicas, melancólicas y sensuales a la vez, y también algunas muy simples y cotidianas, que le hablan a la vida y al amor. Además, contó con la participación de varios invitados especiales, entre los que se destacan Ana Álvarez de Toledo, Nico Cota, Lucas Marti y Gustavo Cerati.
Entre los galardones que ya cosechó Mordisco, se destaca el premio Gardel “Mejor álbum artista masculino pop”, mientras que Radios primer single del álbum fue considerado el hit del verano 2008, liderando todos los rankings de difusión de radio y tv del país.
Show: viernes 22 de agosto a las 21.30 en el Teatro Gran Rex, avenida Corrientes 857, Capital Federal. Las entradas, desde $ 30, están a la venta por sistema Ticketek o llamando al 5237-7200.

MORDISCO GLAMOUR



El sábado, Emmanuel Horvilleur presentó Mordisco, su tercer álbum. Interpretó canciones de su ex grupo, Illya Kuriaki & The Valderramas. El pop electrónico fue dominante, aunque no faltó el funk ni el rock en posadas. Si hay un abanderado del glamour en el rock vernáculo ese es Emmanuel Horvilleur. Pero no se trata simplemente de estética pura, sino de ese frenesí entre melodías acompasadas por sutiles arreglos electrónicos en cantidades industriales. En la banda del ex Kuyiaki & The Valderramas, puede haber un rabioso funk combinado con un sólido yeite rockero, como si Prince fuese invitado a cantar en un recital de Kiss. El ejemplo más claro de tal mixtura fue la versión de Jugo (de Illya Kuryaki) o la canción Soy tu nena (corte de difusión de Música y delirio de 2003, disco debut de Horvilleur). Pero el concierto que realizó Horvilleur el sábado en el Casino Club, ante un escaso público, fue una velada a puro Mordisco, nombre que lleva el tercer y último disco del músico que cumplió 33 años. Horvilleur, metido en pantalones blancos ajustados, de campera y sombrero negro, arrancó con la canción Pago la noche. “Nunca canté en un Casino Show”, dijo apenas cruzó su mirada con el público. Y sin completar la frase remató: “Me siento como Frank Sinatra, pero después de…”. El ex Kuryaki estuvo acompañado de cuatro excelentes músicos, quienes le siguieron el vaivén de creatividad en escena que desplegó el artista, mientras cantaba o bailaba bajo el domino de un clima de pop electrónico, con canciones como Llamando y Hermano plateado. Horvilleur cantó un fragmento curioso de Abarajame (otro viejo éxito de los Kuryaki y uno de los más aplaudidos en la noche) y entregó una versión glam de Nada personal, de Soda Stereo. El músico siguió por temas como Hola y Fan, mientras hacía buen uso de su sensualidad cantándole a las caras de algunas asistentes jovencitas o cuando tomó de la copa de una mesa contigua al escenario. Mimosa (EP 2004) fue otra de las perlas que cantó el Horvilleur pero faltó más espacio para la enérgica dimensión de su figura danzarina. Si hubiese estado Dante Spinetta con él la historia hubiese sido muy diferente. Por eso la noche tuvo un dejo de nostalgia y sus palabras la sellaron: “La última vez que vine (a mediados de los noventa), del escenario emergía esa energía de la tierra colorada”, dijo y se despidió con Radios, el hit de Mordisco. La canción fue coreada por buena cantidad de los presentes, muchos de ellos seguidores de culto a los Kuryaki, el dueto adolescente que en los noventa irrumpió en la escena rockera con el rap de Fabrico cuero. El repertorio de Horvilleur fue contundente, sin embargo se retiró sin bises de un público tibio, incómodo quizás por la catarata de glamour en la noche. VersusIllya Kuryaki & The Valderramas tuvo su reencuentro en mayo pasado durante el festival Vive Latino que se realizó en el Distrito Federal de México. El regreso del dueto integrado por Emmanuel Horvilleur y Dante Spinetta era uno de los rumores para el festival popular de México. “Vamos a dejar las cosas en claro. ¿Quién empezó con todo esto? ¡Illya Kuryaki and the Valderramas!”, gritó Dante mientras Horvilleur entraba a escena para encarar una contundente versión del clásico Abarajame.Terminado el tema, el invitado se retiró, en medio de la euforia del público azteca. Aunque aún quedaban esperanzas de una nueva reunión, que llegó al siguiente día del festival, durante el show de Emmanuel.Así, las expectativas de los fanáticos mexicanos de Kuryaki se vieron colmadas cuando Dante subió al escenario para hacer junto a su antiguo partenaire el tema Jugo, otro hit del dúo.Illya Kuryaki & The Valderramas se separó en 2001. En toda su carrera editaron siete discos.

martes, 8 de julio de 2008

Un disco que entra con fuerza a Costa Rica


Si hay alguien que se sirve de la noche, ese es Emmanuel Horvilleur. Su Mordisco , su nuevo material, es una jugosa crónica de la movida nocturna de una ciudad matizada.
Este es el tercer trabajo como solista del que fuera parte de Illya Kuryaki & The Valderramas (IKV) y es, en honor a la verdad, hasta ahora que con fuerza su propuesta empapa las radios centroamericanas, con, ¡vaya ironía!, Radios .
Y ¿donde están esas radios modernas? Me transportan a donde no importa si solo sé que nos hacen bien, bien. (...) Y ¿dónde están esas chicas modernas que escuchan solo música que está por venir? Nos encantan lo mal que se portan y lo bien que saben mentir (...) ¡Oh, nena que emoción pensar que por esto me pagan, y yo te pago a vos! Irónico va el ex-IKV en su satírica visión de lo que es una canción moderna en Radios .
¿Y de Illya? De su pasado algo precoz en Illya Kuryaki queda poco. Emmanuel era un nene de 15 años cuando junto a Dante Spinetta –el hijo Luis Alberto Spinetta, bastión del rock argentino– echaban a andar ese proyecto que famoso se hizo con Jugo , Abarajame y Jennifer del Estero.
Que el éxito de los IKV estaba más allá de los apellidos de sus padres, Emmanuel es hijo de Eduardo Martí un prestigioso fotógrafo, quedó patente cuando Charly García los invitó a tocar en uno de sus shows para interpretar Fabrico cuero y Rap del exilio .
Si en aquel momento cuando Emmanuel era un “pibe” –como dicen en su Argentina– logró que se consumiera con dignidad un hip hop latino fusión ¿tendrá ahora después de tres discos solo que esperar padrinos? Eso no parece posible, parece más bien risible.
El Emmanuel Horvilleur de este Mordisco ha hecho lo que le ha dado su reverenda gana en Música y delirio (2003) y en Rocanrolero (2005).
Gustavo Cerati aparece en 19 , el tema cuatro de Mordisco . Eso no fue un favor, fue una alianza inteligente con un músico ácido, irónico y noctámbulo, que es Emmanuel, que se metió al bolsillo a la Rolling Stone con este álbum y que se ganó un premio Gardel por el mismo.
Todo apunta que Mordisco cosechará los mismos comentarios exitosos que logró Emmanuel Horvilleur con Soy tu nena , Hermano plateado y Té de estrellas , todos cortes de Música y delirio .
Con Rocanrolero el ex-IKV logró consolidarse como un nuevo referente dentro de la escena roquera argentina e iba mostrando, sin pudor, su versatilidad; una flexibilidad gimnástica que lega a su cumbre en Radios , un tema que tanto tiene de funk como de delirante.
Mordisco es una tremenda ironía de estética casi visceral. Y lo mismo enfrenta con dignidad un pop bailable, algo de “eurobeat” ( Tu hermana ); un blues urbano moderno ( 19 , con voz y guitarra de Cerati); un rock en español orgánicamente ligado a lo moderno ( Linda ) o algo entre crudo y folk remozado, pero de lírica sin pelos en la lengua, como lo es Yo lobo .
Y en Llamame es casi un Jamiroquai de un barrio bravo.
Y el cierre de este Mordisco es... ¡perfecto! Chica de rosa es un descanso sutil para un viaje de 36 minutos por demasiadas estaciones emocionales.
El punto final es un tema a la vieja escuela del rock ochentero, pero sin nada de glam . Un cierre casi amoroso para un Mordisco que es en realidad una crónica de color de las cosas que pasan en la noche. O, ¿que no pasarán jamás?